No sabéis lo lejos
que puedo llegar,
que ya llegué (...)
no, no lo sabéis.
Cuando vino el terremoto
el impacto hizo
que no quedase casi nadie
a mi alrededor
y yo, luchando
por un suspiro de vida
entre las ruinas,
volví a construir
un castillo
donde los príncipes su corona olvidan
pero no
el corazón.
El corazón.
No sabéis lo lejos
que puedo llegar,
el arte me zarandea Luz,
mientras recuerdo como el futuro,
que aquel barrio era el basurero
de esta basura de sociedad,
y yo enamorándome
de una muchacha y sus vicios
por no querer volver a ser niña,
todos tenemos heridas incurables,
una de ellas,
simplemente
es la Vida.
No sabéis hasta donde
puedo llegar,
la gente reza para no volverse loca,
cuando para mí
ya es el juego
de ser triunfador de tu fracaso,
la gente como tú
suplica un rayo de piedad
mientras yo creo
en los versos que no existen
y con los que voy sintiendo
para empezarte de nuevo
y así eternamente,
a inventar.
Locura, vida, libertad.
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