La mañana me sorprendió
en el frío de este caluroso agosto,
y me di de bruces con los versos que no te escribí,
con la raíz rota del árbol que de niños nos protegió
de la tormenta.
Hay tanta gente, que lanzada a su suerte,
se mantiene en pie pero no vive,
que la noche llega poco a poco
en esta habitación que es la Vía Lactea
de mis sentimientos,
tan parecidos a los del resto de humanidad...
La mañana me sorprendió
con las manos agarrotadas
y llorando el desconsuelo
de tenerlo todo, y qué más debería de ser
para sentir?
Una canción de guitarra recorre mi frente,
y aunque estemos ausente,
sé bien que es difícil estar al lado
de alguien como yo,
que solamente,
aprendió a correr.
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