Ten a buen recaudo esto que te escribo,
garabatos de ensoñación en el cristal
tras el que cual, la ciudad
pudre su grito a medio camino del asfalto
y la guerra;
guarda esta misiva de paz
cuando el amor ya no baste
y Lorca no nos dicte desde el parnaso
la ciencia exacta desde donde
mana sentido
la luz de las estrellas.
Y en un acto rebelde de gritos
y verdades a medias
solo sé que llegue a límites de la razón
cuando, la verdad, no tenía razón de ello,
apreté el gatillo
y salió una flor,
miré los ojos a la muerte
y como Casandra vaticiné la vida eterna
en esta existencia de buscar
o no
a dios.
Guarda este poema cuando estés triste,
cuando ya no sepas a dónde caminar,
la vida prometida
dejo hace años de ser promesa
y es penitencia
en este viacrucis de personas sin alma
que buscan en el cuarto de baño
de una discoteca
un gramo de paz.
Para ver el fantasma que los habita,
por no entender
solamente eso...
que la vida es una cuestión de actitud
antes de arrojarse a las brasas del mar.
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