Perderse en este laberinto
de adioses,
de despedidas y lunas,
Simone de Beauvoir,
abrió la ventana
y un verano sin ti
es mil derrotas en el parnaso
de poetas hambrientos,
de tantos amores arrastrados,
me tocas y muero,
en el vals que se escapa
de nuestros pasos.
Mañana cuando el sol
sea el cumplido de las musas,
cuando me haya perdido
tantas veces
en la vorágine del tiempo,
puede que te encuentre
allí en la escalera de la facultad
como cuando te soñé
con los ojos abiertos,
puede que todo sea un eterno regreso,
donde la locura dio paso
incierto a la muerte
de todos menos tú y yo,
cuando agonizaba
la lumbre de parques y avenidas
donde fuimos libres,
a pesar de todo,
libres.
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