A nadie hablo
cuando te rezo a ti,
y las sierras del paisaje rasgan
el crisol del cielo,
a nadie me dirijo
salvo a las sombras que habitan
en cada rincón de mi presente.
a nadie hablo cuando
soy un triste temblor
que se enorgullece
de haber fracasado
y ser cobarde en la lluvia ingente
que inunda el ser.
A nadie hablo cuando
me dirijo a ti,
hembra de raíz floreciente,
a nadie va el vaivén
que viene del amor mal entendido.
Y el horizonte lleno de oscura huella.
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