En el profundo lago de mi pecho,
los barcos se inundan,
y todo sigue a la deriva.
La marea se eleva alrededor
para nacer sin vida,
lluvia triste de no entender,
de nunca ser,
sólo,
melancolía del viajero,
rincón de unos versos
tan carentes de sentido,
como esta existencia.
Y el amor que de tanto amar,
aborrezco,
prisión que me encadena
a callejones sin salida.
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