viernes, 10 de octubre de 2025

Volver a empezar

 
Todo es un volver a empezar, 
-el amor es un arte-, 

la vida a veces una sucia pesadilla, 
pero en este volver a crear
lanzo un beso a lo que nunca se termina,
como por ejemplo
el dulce recuerdo tuyo

que me da paz y me hace daño.


Volver a comenzar es un juego
de Sísifo, de caerse 
para levantarse de nuevo, 
y cuando todos han desistido, 
gana quien aguanta el tiempo perdido
que nunca tuviste junto a mí, 
que nunca tuve yo contigo...

pero lo inventé.

Todo es un volver a empezar, 
el ojo que me vigila
se parece tanto a un dios que desprecia
cualquier cosa,
pero amparado estoy por las sombras, 
esas que embisten luz
en esta inspiración que
hace versos del vacío, 

para confesar que 
el amor es un arte
y yo, tan solo, sólo emprendo
un nuevo viaje 
sin saber bien por qué, 
sin saber dónde te hallo, 
a ti que tantos siglos

te busco como quien
anhela ser encontrado.






Eco de silencio

 
Tus ojos negros
me miran en la sombra
y ven la luz huidiza
de estos versos que relatan
las horas que han de venir,
el sueño que pasa
mientras la vida asoma 
y se esconde
en cada tránsito 
que nos asalta.

Tus ojos desvelan mis deseos
y estas ganas apagadas, 
que renacen a verte llegar 
en el espejismo que te ve

y no te alcanza.


Niebla en mi alma que soñó
con el aullido loco 
de una guitarra,
con libros que desvelen el secreto
del tiempo,
y con tu pecho ardiendo
junto al mío, 
en el baile breve y eterno
de hacer eco el silencio

del amor.


De nostalgia y lluvia

 
La nostalgia esta mañana
se enreda con la lluvia, 

-rara lluvia en Valencia-, 
octubre cansado y febril, 
se pregunta que habrá sido de ella.

La nostalgia es aguacero
en este reflejo de suelo herido
que encharca mi habitación.

Tenías la luna en las mejillas
y el sol en cada pupila vibraba, 
y es que algo queda, 
queda algo;

el recuerdo que infranqueable
va y viene cuales mareas
en el silencio roto,
sólo por los chasquidos del agua 
en mi ventana
mientras llueve.

Te abrazo y mi almohada se abraza a mí, 
yo, que de tanto sentir,
perdí todo lo sentido, 
en la boca de una  hoguera
no se apaga la lluvia 
que amenaza la mañana
de un Universo hecho palabra
en mi corazón,

y que vive en este latido
tan tuyo, tan mío
tras la inmensidad 

de los dos.

Llueve.








Duermes

 
Duermes 
y los astros
confunden su rumbo, 
allá afuera.

Laten los pasos errantes, 
el eco que nos nombra, 
hace que dormida 
se atisben
aviones listos para aterrizar.

Duermes 
y chocan las nubes
en los océanos de coral, 

Eco de tierras lejanas, 
amenazan el dulce 
sueño que despierta, 

canción de nana, 
relámpago de mar.

Vibra la luz en tus párpados, 
abrazada al tiempo, 
enredada a la inmensidad, 
duermes.

Duermes 
y la guerra espera en la retaguardia, 
y el ruido vaticina odio, 
pero tú duermes, 
en el destello de un suspiro
que ampara el tener
un horizonte mañana
por el que luchar.

Mientras el tiempo paró
porque duermes.






Tarde

 
Llegué tarde y te besé
como quien besa
el suave temperamento
de las horas felices,
llegué tarde, -como siempre- 
y fui aquel
que rompió las flores
del insomnio
llevado por mareas grises.

Tan tarde
fui, 
que nunca debí dejar de ser
quien se arremolinó en el tiempo
de la espera, 
y tan tarde
dejé de soñar;

que todo es una promesa.

Llegué tarde 
donde nadie me esperó
y sigo sin esperanza,
allí, 
en el rincón donde no pensé 
en la felicidad, 
llegué tarde e hice canción
estas ganas de volverte a besar.

Tan tarde.





 

Noche

 
Tu destino es marcar
un punto en el mapa
-un nuevo camino por andar-

Si todos queremos ser encontrados
en este caos y locura, 
tus ojos color de la noche oscura
en pleno mar, 
lanzan una botella a las olas huidas
en la playa de mi soledad.

El coraje tuyo es tan digno
como la belleza que atesoras, 
como la paz, tu grito callado, 
cual destello de luz 
en el reflejo del tiempo 
que nos conocimos.

De viaje en viaje, 
Valencia ampara
la luz de esa sonrisa
entre el Sur y el Norte, 
tras la tranquila tormenta
que escucha,
 
la mirada que mueve la brisa
de tus ojos negros como el relámpago
de aquellos días.




miércoles, 1 de octubre de 2025

La desolación y el cariño


La desolación
de un mundo sin salidas, 
de no tener más que todo lo que perdimos, 

la nada (...)

esa tristeza que deja el sabor al tiempo
en los ojos de la nostalgia, 
eso es lo que siento hoy, 
en un día de octubre,
 
lo que siento por ti.

La canción de los días grises,
de jazz 
que percuta mi alma, 
la que siempre está ahí
aunque cambie el cuerpo
y el entorno, 
aunque todo gire en aquella nada, 
que, compañero, te conté.

La desolación es el precio
que tienen que pagar
las personas libres, 
quienes no duermen el sueño
que fue alguna vez paraíso,
y se acuesta al lado de ella
el demonio, 
mientras tú, amigo, 
rezas al santo de la poesía, 
una poesía como ésta
para huérfanos de amor, 
para quien creyeron alguna vez

en el cariño.





Amor?

 
Qué es el amor?

Redición y olvido
pecado y bendición, 

qué es el amor, grita el loco
en el castillo, 
susurra la dama
que quiere creer
pero no se atreve.

(...)

Qué es el amor?

ballesta anclada al pecho
camino de rosas
o barbecho, 
amor de carmín
y prisas
de pausado desvelo,

de juventud 
a la edad del tiempo, 
y madurez finita cuando
se abren los ojos
por primera vez, 

Tantos escritores 
lo han pensado
como lobos aullando 
a la luna, 
tantos soñadores
se hicieron daño
cortándose con el filo
de la cuchilla
que firma:


Amor.


Dolor

 
El dolor que he sufrido
fue como la marea del mar, 
que vino y se fue 
que nunca se quedó en mis pupilas
como agua bendita 
como estanque de lágrimas y soledad, 

porque el dolor 
es una palestra de color monograma
y añil
dolor de ausencia
muchas veces inventada
de no saber dónde está la salida

teniéndola allí.

Tan cerca

Como la convivencia que tenemos
con el dolor.

Nuestro dolor.


Somos

 
Somos dos egoísmos que se abrazan,
que se miran a los ojos sin saber bien qué ven
somos ambición hecha vino y rosas
somos interrogantes
y minas antipersonas
que bailan el penúltimo baile
pisándonos los pies.

Somos guerra que firma paz, 
un mapamundi que no va a ningún lado, 
aferrarnos a lo que nos hace daño, 
indiferencia y consuelo, 

somos dos egoísmos que se reprochan
el más acá.

Somos la nada y el tiempo
la luz y sombra, el halago y el insulto
somos un mundo muerto
que revive a cada paso
sin andar, 
somos dos engreídos que se hacen daño
que no saben dónde fueron sus años
cuando el tiempo y la marea
han borrado todo ya.


La ciudad

 
En la ciudad perdida 
que camina por las sendas
dirección a tu corazón, 
en la ciudad macilenta y herida
encontré mi muerte y mi nacimiento

la eternidad de los dos.

El tiempo que yace en esta ciudad
donde se pierde y lo que dio por ganado
el viajero que jugó a ser vagabundo
y fue príncipe de los olvidados
que tuvieron la memoria
en vilo
llena en el vacío

de la eternidad de los dos.

En la ciudad de los sueños desvelados
por la lucha del día a día
por el pan que se rompe en la boca
de quien no pudo comer, 
de las madres que vienen de la compra
con la quintaesencia de perder;
ciudad de maestros y locos
de buscavidas y gente que te llevará a la ruina
luto los lunes, fiesta de viernes
edificios sin norte

ciudad de mis barricadas 
donde se cerró el cielo
donde se abre cada mañana la vida.