Perdónenme,
busco, encadenado, a la libertad.
Me lleva dos pasos de ventaja,
pero en un descuido
le pienso adelantar.
Perdóneme
si me ven en Alemania, Namibia, China,
-busco mi ansias de buscar-,
vivo en el tránsito que va
de un destino libre
a un estudiado encuentro con lo que vendrá.
Perdónenme
si soy una llamarada
que se va con el viento; -es mi alma-,
que lucha contra las paredes de este cuerpo.
Soy un preso del albedrío,
un condenado de la libertad.
Perdón.
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