La gente hecha ansiedad,
problemas, responsabilidades y odio,
neveras vacías, besos guardados,
cansancio entre las sienes,
frío.
La ciudad es un estallido de hormigón,
y bocas sedientas,
los poetas murieron antes de nacer,
jilgueros cantan desde las ventanas
a un gris cielo que ve envejecer a la mañana.
El metro y las mascarillas,
el luto de las oficinas,
se jugó a perder, y cada hora en la aduana
requisan trenes y pasaportes.
Nunca se tuvo tanta libertad,
y nunca como ahora se pierden por las venas
los que no fueron propietarios
de las nubes, las lunas, los ángeles.
Lluvia de ceniza,
muerte y café cortado,
la vida es un juego de cartas
en el que la edad adulta
pierde con el tiempo.
Pero tras tanto apocalipsis
está el amor, y nos salva,
tras tanto dolor
las flores besan la tierra,
y yo te beso a ti.
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