sábado, 13 de octubre de 2018
Vida
En este juego que es la vida,
no tenemos mayor amor
que uno mismo,
para compartirlo con los demás,
no tenemos más dios
que uno mismo,
para entender a dios,
sin mayor acto de no egoísmo
que sentir la libertad propia
acompañando el alma ajena.
En este mundo de espejismos
que atraen demonios,
hay música rompiendo
los mimbres del honor y el decoro,
para sentir humildad
de quien vaga por la estepa dolorida,
de quien sueña sin nada
pero más rico
que lo que pueda tener el avaro
en su vida,
en esta existencia del todo vale,
los sueños son
estaciones prohibidas.
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