domingo, 7 de octubre de 2018

Sociedad enferma


En una sociedad enferma,
suspiro de amor empapan los cristales
de cualquier avión,
que van destino a tus labios manchados
por la gota de mercurio
en la tempera febril
que nunca supe descifrar.

Donde la locura son los sueños
que tiene el hombre despierto,
la soledad enferma al paso de una sociedad
que calla todo lo que soñó,
tapándote la boca al tragar apariencia
cuando nunca aparecen
más fantasmas en la lumbre
que verlo todo tan asquerosamente claro.

Y puede que yo no sea ejemplo de nada,
teniendo todo, perdí la razón,
cuando los que se devoran
enarbolan quijadas al buen postor,
para que sienta bastante pena,
por los que sintieron pena por mí.

Esta sociedad enferma,
cíclica, acuartelada,
no pide víctimas, solo rehenes,
que tengan la piel color
aceituna y tu pelo negro,
lluvia acida de mi cielo,
diosa de los mendigos de la Verdad,
jornalera sin manifiesto
que construye la pirámide de Babel
de lenguas que te veneraron
en sueños furtivos.

Soy caracola sin más cola que cara,
perfume fétido de la muerte eterna
que no llega,
soy tu impaciencia esperando al amor,
soy tu eres cansado de ser como soy,
y esta madrugada parece nunca acabar,
en una sociedad enferma
que por enfermar
ya coloniza las almas en los residuos
del pecado,
cuando el amor es un sucio juguete
que baila entre dos.


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