domingo, 7 de octubre de 2018

El mañana del ayer


Si quieres te enseño las heridas,
pero nadie me quitará la idea
de que valió la pena vivir;
sentir la brisa positiva,
energía que vuela
de la tempestad
a la calma,
para renacer del que fui.

La vida es una cicatriz que sanó
pero ahí queda,
nadie dijo que no estemos de paso,
y si mientras camino tropiezo
con tus labios,
remolino de emociones brotan
en los poros de la piel.

Puede que viva de espejismos
e ilusiones vanas,
no tan lejanas a las tuyas,
tal vez,
si quieres te enseño las heridas,
para confesarte que el tiempo
vuelve,
y la muerte no existe
porque todo es oscilación de vidas,
durante las noches
en las que te esperé.




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