martes, 30 de octubre de 2018

Cuéntame


Cuéntame
como acaba el edén maldito
que es estar
preso en ti,
de que el amor sea salvación y castigo,
de que desear, cuenta,
sea la eterna penitencia
de la que ya no podemos escapar.

Cuenta la historia del nunca fue,
del ojalá,
de que no exista la felicidad
para luego construirla,
como soy solo ruina,
de una épica imaginación
que se alza sin aliento.

Y en acordes vivos muere el futuro,
tan difícil es vivir sin ideal
que necesitamos esa parte de fantasía
o locura,
para enraizar la luz de luna;
cuenta como vuelve el amor
antes de que la muerte
vaya a rondar nuestro nido,
dime que no todo está perdido.
Brilla el sol y llueve
un beso nos delata la razón
del por qué.

Spinoza dijo que dios eras tú,
y por una vida humilde
se edifican las más excelsas catedrales,
cuéntame la historia
de los que perdieron,
la batalla en aquel siglo maldito,
de los que nacen en el tiempo equivocado,
y todo es nada
y a pesar de tanta nada. Seguimos.


Tinta roja


Persiguiendo la tinta roja
en el cuaderno de lo que acaba,
intuyendo mariposas por tejer hilos
en el basto cielo
de tu mirada,
ser y no ser,
lucífuga estrella de querer parar
(y la vida no para)
de querer echar raíces
y todos miren el abismo
de llenarse de mentiras
para adornar una guadaña.

Ahora que todo es fugaz
como el roto invisible del universo,
como Sísifo inalcanzable,
como Troya en llamas,
me ves y no miras nada,
te tengo en la mente
y tan solo abrazo palabras.




Cuentos


De tantos cuentos que me sé,
no recuerdo el que cuenta atrás
para que vuelvas,
los boleros de amor lloran sin piedad,
y yo transitando en este ojalá
repleto de flechazos antipersona,
no recuerdo la cuenta atrás para que
vuelvas.

Vida muerta en cada espejismo de realidad,
ritmo de una guitarra huérfana,

repliegue de luz que ciega
por ser tan clara
a todo cuanto viene y se va,
el camino se hace solo
aunque apabullen los rencores en este amanecer de luna.




Serás


Serás un ahora
que nunca acaba,
el remanso de nostalgia
de las horas que llegarán,
delicadez de pintor
en tierra abandonada,
la guerra sin tregua,

el qué dirán.

Será que te tengo
y no,
que deseo tu latido
como principio del final,
que hace sol y tengo frío,
que nos puede la tristeza
y mañana nada nos quedará.

Serás de un barrio maldito,
al borde de mi locura,
te habrás criado entre nichos,
flor hermosa
que emergió de la basura,
y nos quedará poco mañana,
cordón mal amarrado
de la infancia,
baile sin sentido de la vida,
cólera en tierra de fuego
apagada.




Alquitrán


A menudo
las alas rotas también vuelan,
azar de los dioses,
el nido de las golondrinas
que aprendieron a no regresar,
a menudo
llueve sobre mojado en una vela
y los días responden
con siglos de abismo y soledad.

Porque a veces,
el tiempo no entiende
y todo acaba,
porque a menudo
la luna responde
con las cartas marcadas,
y anclados
en el puerto de la ansiedad,
los veleros vacilan por la marea,
dejando manchas de tristeza
tras unos ojos
color de alquitrán.




Somos


Somos divinos o animales,
somos cuerpo o alma,
somos víctimas o culpables,
somos remanso de paz o
Dubrovnik en llamas,

somos un libro prohibido o
abecedario de dios,
somos la flecha sin destino
que envenena gota a gota
la razón.

Somos belleza o dante,
somos castigo o piedad,
somos amor levitando amor,
somos venganza por no saber
perdonar,

somos una persona
que nos marcó a fuego,
somos el viento de Levante
que recorre la costa de la vida,

somos desafío, humildad,
somos sonrisa, desdén,.
somos Judas en la última cena
o la mente que vuela y regresa
para volver a ser.



El amor no existe


Te cuento en este café
que el amor no existe,
la vida es visión de un dios loco,
carne sedienta para los verdugos,
te digo en este paraje extraño,
que el amor no existe.

Te contaría el eclipse de nubes de mis ojos,
pero no, prefiero que no,
la poesía más que enamorar, mata,
alma de cometa rojo
en oídos infectados de verdad.

Te cuento que el amor,
no existe.

Mañana,
sombra fugaz de profundidad eterna,
elixir hambriento,
martillearán nuestras pupilas
el eco del cielo,
no existe ni el odio,
no existe el amor,
somos solo salvajes domesticados,
cuna de quién nombró todo lo perdido.

Y tienen hambre.


Éramos


Yo era una brisa perdida
en el roto de tu voz,
tú la eterna promesa
en cada luna de noches ahogadas
en sexo, drogas y rock and roll.

Yo era un tio vivo
extasiado, a veces más muerto
de lo que aparento,
tú la bendita salvación de las brujas
que acaban vomitando el final
de los cuentos.

Yo era un café solo
en la mañana sin más compañía que tu ausencia,
tú sabias del dolor
como el amor que odio,
como esta breve e infinita espera.

Yo era la sombra de las aceras
a las horas
en las que los barrenderos limpian la madrugada.
Tú pasar dos veces por la misma casualidad,
cuando nos besábamos sacándole la lengua
a lo que acaba.

Tú, en cambio,
eras la verdad que siempre miente,
el estrés del sol
cada madrugada,
las sábanas en la cama caliente,
frío al despertar al sueño del alba.


Balcanes


Fuego y yaga herida,
Balcanes de batalla,
tus labios son un puente a la deriva,
en el olvido de sangre pétrea
de mi corazón.


sábado, 13 de octubre de 2018

Constelaciones


Viajo de luna en luna
muriendo en tu regazo,
estrella que no alumbra,
planeta aun no explorado,
viajo de luna en luna
y se moldea la estatua
de tus frías manos
al palpar
el fuego de los astros.

Tengo una estrella en el caos, 
que da sentido
a mi pasos, 
dame luz con tus sueños, 
y perdido en lo que no tengo, 
te escribiré todo
lo que habré callado.

Viajo de sol en sol, 
eclipse del color de tus ojos, 
y como un Universo encendido, 
doy ganado lo perdido,
para que en cada nueva aurora
se arremolinen
nuestros labios.

Viajo por el Universo
al resucitar y morir de dolor,
superviviente del cosmos,
por los rayos de luz
que bailan en tu ombligo
de naciente
constelación.

De naciente constelación.


Vida


En este juego que es la vida,
no tenemos mayor amor
que uno mismo,
para compartirlo con los demás,
no tenemos más dios
que uno mismo,
para entender a dios,
sin mayor acto de no egoísmo
que sentir la libertad propia
acompañando el alma ajena.

En este mundo de espejismos
que atraen demonios,
hay música rompiendo
los mimbres del honor y el decoro,
para sentir humildad
de quien vaga por la estepa dolorida,
de quien sueña sin nada
pero más rico
que lo que pueda tener el avaro
en su vida,
en esta existencia del todo vale,
los sueños son

estaciones prohibidas.




lunes, 8 de octubre de 2018

Ahogado


De vivir tantas veces al otro lado,
soy solo sombra en el camino,
observador que muere
como un delfín varado
en las orillas secas
del desierto del olvido.

De vivir tan lejos de la gente
soy pureza que de tan pura,
se vuelve tóxica,
ritmo de un latido
de besos ahogados.


domingo, 7 de octubre de 2018

Renacer


Arenas movedizas,
banderas rotas,
hoteles de carretera
y en mitad de un beso,
estas ganas de partir
allá donde
quemábamos los pasaportes
en una hoguera.

Nieve que no llegó
a cuajar en mi garganta,
pájaro sin alas ni nido,
cien formas de encender
la luz
y mil formas de no entender
el arcoíris.

Sangre de jinete ahogado,
venas como cordones de ceniza,
violencia inmóvil
en la cuna del olvido,
balanceo de no saber
cómo empezar,
ni cuándo poder renacer.





Manos de estatua


Ella tiene los ojos apoyados
en aquella fotografía,
han pasado muchos años.

Ha arrasado una guerra de amor
haciéndose daño
por no saber decir que no,
como almas resignadas
de las tristezas
de no entenderse.

Él besa el rastrojo de una bruma,
y recuerda los ojos azules de ella
como chispas de un mechero
que se balanceaba al ritmo
de una balada de Fito
en medio de un concierto.

En la isla de la tristeza nadie debería
de saberlo.
(Ojos que buscaban amor
y se perdieron en el ruido)

Ella supo que la vida
se resume en un mismo final
para diferentes principios,
sin mayor principio del casi todo vale,
recuerda la belleza de la juventud
que se va,
y él desde tierra extraña
dibuja garabatos invisibles
entre las piedras del río del exilio.

Y se extrañaban como cuando la vida
era para siempre,
sus labios sabían a nísperos y uva en verano;
él caminará hacia atrás
por la senda del corazón,
ella sola en una sala,
estará tejiendo eternas colchas
con las que guarecerse del frío,
en un otoño baldío,
amantes de espejos rotos
del amor.






Ha pasado el tiempo pero sigues tan linda


Ha pasado el tiempo,
pero sigues tan linda como siempre, 
ángeles impidieron que se rompa
nuestra imagen tras el espejo.

Todos tenemos cicatrices imborrables, 
estás más linda que nunca 
y yo tan torpe como siempre.

Ha pasado el tiempo, 
y no sé bien cómo contarte, 
escribo en cada bar,
me emborracho de ausencia,
qué decirte, ojos de brisa prohibida, 
las primeras canas nos delatan
que tal vez 
la poesía debió ser la única locura 
que merecería 
ser escuchada.

Estás tan linda, qué decir, 
querubines no desaparecieron de tus mejillas, 
que suplican no recordar la noche de ayer, 
sonrisa cansada, 
miedo de ver cómo mis ganas de llegar
más allá, 
convierten la temeridad en valor, 
para pedirte disculpas
y delatarme,
 
estás más linda que nunca.




El mañana del ayer


Si quieres te enseño las heridas,
pero nadie me quitará la idea
de que valió la pena vivir;
sentir la brisa positiva,
energía que vuela
de la tempestad
a la calma,
para renacer del que fui.

La vida es una cicatriz que sanó
pero ahí queda,
nadie dijo que no estemos de paso,
y si mientras camino tropiezo
con tus labios,
remolino de emociones brotan
en los poros de la piel.

Puede que viva de espejismos
e ilusiones vanas,
no tan lejanas a las tuyas,
tal vez,
si quieres te enseño las heridas,
para confesarte que el tiempo
vuelve,
y la muerte no existe
porque todo es oscilación de vidas,
durante las noches
en las que te esperé.




Tu canción


A lomos de un corcel herido,
requiebro y aguijón
por la ballesta insana
del amor,
claudicante tiempo que pasa
en este paso de ti frente mi desvelo,
no sé si fuiste verdad
o un dardo en la diana
de quienes sin rezo ni cariño,
sienten ángeles que todo lo perdonan,
menos los rastrojos de corazones
rotos
con los que desafinando canto

tu canción.



Con las luces del pasado


Con las luces del pasado,
la vida se tienta a oscuras,
han sido demasiados los palos a esta edad
de no merecer-los.

Se abrazan a las cárceles,
mientras yo, bailo,
bebiendo del licor de la bohemia,
y el desamor a cada trago
como analgésico de causar pena,
envidia a mitad
del duelo con quebranto
cuando Quijote ve gigantes
en cada peregrino enamorado.

Con las luces del pasado
se ven borrascosas salidas
y son demasiadas las almas solas
con las que alimentar mi inspiración,
choque de peones
en escribir oro del fango,
cruce de espadas
en cada lunar de tu espalda
que llevan mi nombre antes
de haberlos besado yo.

Con las sombras del futuro,
diseña un pergamino
mi ensoñación,
porque solo se hace realidad de lo que crea,
y entre crear y creer,
levanto una bandera
a orilla de tus senos,
dunas de arena y piel
como medias lunas
para las manos del trovador.

Con las luces del pasado.


Ven


Te levantas
como el rosal que trepa hacia lo perfecto
y va perdiendo perfume;
abandónale a él,
cuando no hay más salida
que sus celos y mentiras,
y ven,
ven a romper el hielo de la madrugada,
a hacer polvos
de estrella la rutina,
ensúciate las manos de poesía,
para sujetar los muros
como himnos incandescentes
de esta sucia ciudad.

Te mojas los dedos en café con leche,
vas al trabajo,
se desgranan amistades,
y él es la promesa que se desvanece
en una conformista realidad,
tan cierta que a la certeza cansa.
Rompes tus huesos con la cruz
de las Santas que no aguantan
y miran alrededor con menos gloria
y más pena,
flor del amor estable,
sirena que se ahoga en un estanque, 
ven a mí,
cuando tus días y días y días
te hagan ser una caricatura de ti misma.

Ven.




El enemigo


El enemigo no es el mal,
ni el odio,
el enemigo es el miedo,
miedo a no levantarse
una vez más,
a ser comparsa,
arrodillarse y no gritar,

hijos del pánico acuartelado.

El enemigo no es el mal, ni el odio,
el enemigo es el miedo.






Sociedad enferma


En una sociedad enferma,
suspiro de amor empapan los cristales
de cualquier avión,
que van destino a tus labios manchados
por la gota de mercurio
en la tempera febril
que nunca supe descifrar.

Donde la locura son los sueños
que tiene el hombre despierto,
la soledad enferma al paso de una sociedad
que calla todo lo que soñó,
tapándote la boca al tragar apariencia
cuando nunca aparecen
más fantasmas en la lumbre
que verlo todo tan asquerosamente claro.

Y puede que yo no sea ejemplo de nada,
teniendo todo, perdí la razón,
cuando los que se devoran
enarbolan quijadas al buen postor,
para que sienta bastante pena,
por los que sintieron pena por mí.

Esta sociedad enferma,
cíclica, acuartelada,
no pide víctimas, solo rehenes,
que tengan la piel color
aceituna y tu pelo negro,
lluvia acida de mi cielo,
diosa de los mendigos de la Verdad,
jornalera sin manifiesto
que construye la pirámide de Babel
de lenguas que te veneraron
en sueños furtivos.

Soy caracola sin más cola que cara,
perfume fétido de la muerte eterna
que no llega,
soy tu impaciencia esperando al amor,
soy tu eres cansado de ser como soy,
y esta madrugada parece nunca acabar,
en una sociedad enferma
que por enfermar
ya coloniza las almas en los residuos
del pecado,
cuando el amor es un sucio juguete
que baila entre dos.


Días


Por los días que sé que llegarán,
iluminando la estela apagada de este suspiro,
caminante no hay más camino que el azar,
de jugar a ser quien responde
lo que quisiera antes haber entendido.

Nostalgia de un ayer que no llega,
tesón colonizando incertezas,
cuando muere la muerte
el día de después,
y los espejos rompen el sortilegio
de tu belleza.

Por los días que sé que llegarán,
se rompen abrazos y el amor espera
días de dolor que mana
tras la mentira insana
de vomitar en pleno beso,
con tanta pena.