lunes, 17 de octubre de 2016
Taxi a ninguna parte
Ella esperó
lo que tenía esperar,
o sea, lo inaceptable,
y tomó un taxi
a ninguna parte
camino a mil labios
que solo le recordaban a él.
Esperó y esperó
en el muelle de San Blas,
Atocha, Vallekas,
con arcoiris de colillas
en el alma
y callos en el corazón,
Jorge Drexler toca
de gris y oro
una canción
cuando los cuerpos de ellos
fueron dioses
antes que Judas
la acribillase por la puerta.
Ella tomó un taxi a ninguna parte,
volvió a frecuentar
verbenas sin baile,
sonreír a reinas que dejaron
de ser las putas amas
para pasar a amar
a los que aman a las putas,
ella era una brisa que tiembla,
vasalla que barría
hasta llegar a Nunca jamás
pedazos del corazón
por el camino,
sin saber que fue asesina también
de otros latidos
sin mi mitad.
Alumnos del olvido,
WhatsApps fuera de tiempo,
que yo, ateo de mí,
te hice, mi musa,
Virgen desamparada
de la Libertad.
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