lunes, 31 de octubre de 2016
Elisa
Hay horas de rojo infierno
bajo las pesadillas
en una cama que no duerme,
y mi otro yo se tambalea.
Entonces allí esperaré verte,
consulta de quietud y
dioses del coraje
que haga de la locura,
valentía tras imposibles
aun no conquistados.
Hay profesionales y
luego estás tú,
Ángel de la guarda,
suave voz de red
ante tantos abismos que te visitan,
la mente que quiera sentir
el más allá
saldrá herida,
y tú la irás cubriendo de paz
en un olimpo de trepadores
del vacío.
Supongo que tu trabajo es duro
pero también gratificante;
tu trabajo es entender lo que nadie entiende
y poner nombre
a las dudas que tiemblan
en cada sien,
colocándoles una rama de olivo,
y si hay muerte seguro
que ella conocerá también la emoción.
Destello en tus gestos
de antorcha siempre celeste,
Elisa, meta
tras la fatiga del no corresponder,
porque el corazón rebosa
ante un mundo de mentira
y la locura es la única verdad
de existir bajo una lluvia de dolor,
sin ser.
Elisa.
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