El ego de esta ciudad herida,
los viajes que dieron luz
a oscuras aves,
el café rociado por las páginas
del libro de la vida,
tu sensibilidad en mi cabeza,
tras nostalgia de horas impares.
La tenue libertad hecha cadenas,
un calendario que reta la tiempo
y al frenesí,
todo es eterno
como este sol del momento
que eclipsa la mirada
con la que te vi y me perdí.
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