Poeta en Nueva York,
raíces ancladas
al abismo,
oxidados oropeles.
Soñé ser escritor
y nunca enamoraron mis palabras,
forjado a ser solo soledad
solamente,
-y eso es tan grande-
porque en el fondo te siento
conmigo en cada viaje.
En el camino nos encontraremos
y si no es así,
volveremos a vernos
en sueños,
de algo estoy seguro
y es que
la voz de un silencio
perdura tras el alma,
como el recuerdo de una travesía sin fin,
como el olvido de no ser más
que perpetua estación de paso.
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