En el café donde iba Bob Dylan,
callo yo, la palabra herida,
qué es este manantial de desolación,
de un tiempo sin mayor deseo que el dinero,
el poder con su usura, pero...
¿Dónde quedan las playas de arena sin pisar,
dónde irán nuestras pupilas?
tal vez divaguen por Desolation Row,
si hoy en Nueva York
te escribo a ti.
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