En qué momento perdiste la inocencia,
y ahora la fuiste a buscar entre las ruinas
de un pasado
desandando al futuro
que nunca alcanzaremos.
Cuándo, dime, cuándo,
perdiste la noción de las primeras veces,
en la taberna de la luz,
en el autobús lleno de carne hacinada,
que atraviesa mi cuerpo y tu destello,
tan fugaz,
como permanente en la memoria
y mis manos que,
aunque, acaricien otras sombras, a ti,
siempre te reclaman.
En qué momento
escribiste con tinta de nube
la palabra prohibida,
esa que nunca te atreviste a trazar
y nos une
como a dios y el destino.
En que momento, cediste a la pesadilla
de los sueños de los mayores
sin edad,
creciste tanto que ya no viste tus pies,
y la raíz del tiempo y el espacio,
nos maldijo
para siempre.
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