lunes, 28 de enero de 2019

Amanece


La tormenta de tus labios,
se aviva con la lluvia de lo que no fue.
Tienes la oportunidad
de escarbar en mí el firmamento desde tu alcoba,
cuando las persianas eclipsen
el claroscuro
de cualquier ideal de amor.

En la pasión
como en la vida,
todo es mentira
con su justa dosis de cinismo,
ven, si después del amor
viene el amor,
que un ángel caído nos salve,
las sábanas son buen paisaje
de la nata de tu cuerpo entre mis manos,
y tal vez venga el carrusel
del silencio
tras la tempestad,

y qué más da el día después,
y qué más da que mienta si digo
que te necesito como un ciego;
hicieron tanto daño los anuncios de eternidad
a las parejas que solo querían besarse
antes de que el sudor y la aurora
perpetuasen el tiempo.





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