A menudo un vendaval arrastra el
recuerdo
en esta perdida isla
y llueve
y no cesa la tristeza del alma.
A menudo los artistas construyen
cimas de granos de sal;
salvadores de la esencia,
ojalá nunca se hubiesen marchado
las damas de maleta y pañuelo en el
cabello
y el arte en mi alma
solo sería flores.
La estela de aviones por las nubes,
los borrachos con unas botellas de vino
sujetándoles,
los jóvenes y la adicción,
el débil que huye del mundo,
el fuerte que huye de sí,
a menudo si fuese tan feliz como soy
dibujaría estrellas donde la gente
solo ve
oscuridad.
Color de tus ojos.
Y las penas en el desguace
de las colillas en la barra de una
cafetería,
dejar triste a la gente
con la que compartí sonrisas,
alma complicada en horas febriles
de volver y no retornar hasta mañana
del vértigo de la niñez
aun no cumplida.
El imposible de tus ojos con los míos.
Pero quién llama imposible algo
que fue?
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