miércoles, 2 de septiembre de 2020

Destinos huidizos


El frío de esta ciudad se sumerge
en destinos huidizos entre nosotros, 
y no sabes si llorar o perderte en un suspiro, 

¿qué queda cuando ya no hay nada?

escritura como vertebra de lo divino
y amor cuya hoja no perece, 
mientras; al incendio no fuimos avisados.

Todos los países tienen un himno, 
pero mi canción 
es una marea silenciosa
junto a ti, 
tú sospechas que no estaré, 
tras el porvenir que huye
y cartas se queman, volátiles, intangibles, 

mares de vaivenes, en los que los mapas tintinean
frente al cristal roto de la incomprensión.

Esta ciudad tiene un millón de habitantes
que no ven pero gritan, lucífugos, 

la magia se posó
en las alas de una mariposa esquiva, 
y se acaba la poesía, 
cuando empieza la vida allá fuera, 
sin saber si fuimos invitados, 
o si fui artífice de un sueño demorado
por un fugitivo dueño, 
llamado amor.




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