lunes, 18 de junio de 2018
Ancha vida
La vida es un sueño perdido en la tarde de verano,
un poema de Córtazar,
la frase "la gente buena muere rápido
por eso hay que ser un poco hijo de puta"
pegada con celo en la puerta del refrigerador.
La vida es la niña escondida en el alma
de las prostitutas de Velluters,
es la saliva de dios en la yema de los dedos del ciego,
cantar para vencer a la muerte,
llorar en el hastío de las nubes que descargaron ansiedad,
valentía de caballeros sin armadura,
muerte de un poeta, locura tras lo que dice la gente
el día después.
La vida es un hospital con las puertas cerradas,
ombligos anchos,
gentío que es cobarde,
como la blasfemia a la emperatriz por la que aúllan los lobos,
quimera, edén,
utopía,
vida que no se alcanza ni viviéndola
porque somos metal dolorido, lágrima de un mono
encarcelado,
suburbio donde se apostilla a la anodina "felicidad".
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