jueves, 21 de junio de 2018
Amaia
Amaia no duerme, la rutina secó el jazmín del tiempo.
Siempre se sintió agredida
se secó el jazmín de su boca.
Quiso ser valiente como las demás
pero en la nostalgia de las horas
desnuda se vio Amaia,
dentro de un huracán fiero.
Los amantes callan ante la inspiración
de cientos de góndolas
a través de un canal oscuro,
y el amor o la prisión de sus ojos
es la cárcel recién nacida
de sus muñecas al trepar por algún resquicio.
Lleva siglos sin dormir,
piel cuajada en su desidia
luna quebrada de la nube negra
de su ansiedad.
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