miércoles, 11 de enero de 2017
De Purísima y Oro
Ella me mira
rastreando en el vacío
un gramo de autenticidad,
y puede que se ahoguen
en la Nada
los besos robados,
los sábados de excesos,
tanteando tras los Evangelios
lo que dura o no el amor
si un ángel se corrió fuera
o dentro.
Beso los pliegues
de sus labios,
como pétalos de sexo,
mientras José Tomás
toreó la locura
y en cada dos
de aquellas estocadas
Tu nombre.
Infinito y basura.
De Purísima y oro.
Tu nombre.
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