Patria del expatriado...
besos que
nunca daré,
indigno como la moral del mercenario;
amigos con los que lucho piel con piel.
En este camino de peregrinaje incierto,
hay tantas personas ajenas que viven en mi
ser,
como la tristeza en la pócima del desengaño,
fatídico destino entre Yo y Abel.
Los poetas que ronronean la belleza,
la llamada que espero de ti,
virus de nostalgia en mis letras,
horas muertas en el aeropuerto donde te perdí.
Luto por el sueño que ideé contigo,
no debería enamorarme sin más,
cuando confundo el amor con el cariño,
solo queda despreciar abrazos;
para abrazar la soledad (...)
El lunar tuyo que no se ve,
es el que me guía en la noche,
¿cuántos poemas necesitas para comprender
que yo camino porque tú eres mi Norte?
Amar como quien busca mil quimeras;
melancólicas promesas sin oro,
al rociarte tú de otro,
pues en realidad,
de la fuente de luz de esta alegría,
de la fuente de luz de esta alegría,
solo mi nostalgia beba.
El cambiar de gusto, como de boina,
roida y con esquelas,
si alguien quisiera compartir mi risa escondida,
quedan solo fantasmas tras tu huida,
y me pierdo en cualquier sentimiento,
con el éxito de ser un fracasado,
que miente si dice que no te espera.
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