No me pertenece ni tu odio,
soy un hombre de otros siglos.
No me pertenece tu belleza,
ni el mundo que vive afuera,
ese que nada sabrá de mí.
No tengo más que lírica,
dulce armonía de soledad perenne,
¿de qué sirve creer ser parte del arte,
si nunca pude comunicarme
con frases hambrientas en mi garganta?
Dejo de testimonio la rabia inútil.
no me pertenece ni la distancia
de ser camino; camino,
y, ¿cuándo alzaré la llamarada?
Dicen que todos tenemos una estrella,
y yo no tengo más que lo que no me pertenece.
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