sábado, 31 de agosto de 2024

Con una flor seca en la solapa

 
Con una flor seca en la solapa,
he perdido tanto tiempo 
buscando la nada, 
con la música de fondo
que sueña el eclipse
de una luz apagada, 
me verás, 
amante de alma libre
entre tanta indiferencia, 
siempre guerrero de la verdad.

En un mundo insolidario, 
en un mundo falto de ternura, 
es revolución el amar, 
aunque te acribillen a estacas, 
y las cicatrices de la gente
sean vaticinios de fracasos
que pagues tú sin querer.

Con un temblor en el labio, 
y el himno del tiempo
vaticinando septiembre, 
este mundo no nos entiende,
a veces, 
pero si haces arte en tu camino
puede que veas el destino
entre las rotas prendas
de lo que viene.




En la palabra

 
En la palabra que hace del metal, lava, 
por los estertores de un mundo que cada vez más
no me pertenece, 
flor que se moja con los labios del aurora, 
vientre que tuvo la luz de tantos amaneceres.

En el mundo que se ahogó
en su propia cobardía, 
y relegó a tu tiempo sin alma
el arte y la poesía, 
a los ojos que acunan el desamparo y la ansiedad, 
me decían que no sirve de nada llenar de versos
la vida, 
mientras su idea de vivir consistía
en el que dirán.

La palabra como dueña de la locura 
que no es tan loca, 
como dueña de lo que nunca se tendrá, 
la palabra cierra los ojos
y abre mi boca, 
poniendo música de cámara
a este ruido infernal.

La palabra, eso es lo único que nos queda, 
deforme círculo perfecto, 
tiempos futuros de un presente que fue, 
en el mundo que se solo se mira al ombligo
antes de ver la luz, 
y moriremos en la tumba de la estupidez.


No me creas

 
No me creas si te digo
que el tiempo es enemigo
de los sueños, 
que aún de pie me encuentro
entre tanto dolor
e informes de médicos.

No me creas,
cuando lleno de tanto vacío
rompa en los dos 
los pasaportes
con destino a lo perdido,
con la única certeza
de que me duela más tu dolor
que el mío.

No creas que el coraje de mi luz
se nutre de mantenerme
en pie sin saber cómo
que me flaquean las piernas
pero enfermo o sano,
lucho en este mundo de lobos, 
que la poesía no sirve como escudo
pero sí como significado
a la palabra que se esconde
en la otra cara del mismo odio.

No me creas que tengo aún
un planeta por descubrir
que la historia no está terminada
que a estos versos les sobra nostalgia,
no me creas si te digo
que no me duele el tiempo
pero la lucha debe seguir.






Guerra en el mundo

 
El viento de la guerra abruma por estos distantes páramos. Se confunden la sangre y el estiércol por las malezas. Insistente el dolor vuelve violento entre las ramas. 

El Gerenal Connor nunca tuvo miedo. Salvo en esta ocasión donde la luz del primer sol mostró la cara de aquel niño de Gaza que lloraba en los edificios derrumbados y tabiques rotos. Cuando la religión no es razón para la sinrazón y el hambre aguijona los sentidos. El Gerenal tuvo a aquel niño entre los brazos, pero murió como una flor de diente de león ante el suspiro que el viento embiste.
Era la penúltima misión del viejo militar. Había visto tantas cosas que mirar con ojos de dignidad el mundo hacía que por esa vez empezase a dolerle más la muerte ajena que la suya. La muerte de los niños damnificados entre las tropelías de los bandos y los intereses de políticos sin escrúpulos.

Era de noche y la brisa leve de aquella ciudad sin nombre daba, como fantasmas, forma a las cortinas de tela de la habitación. El General Connor no dejaba de mirar su revólver, el mismo que hizo tanto daño.
La guerra era la respuesta al mundo que no sabe responder. A un planeta falto de respuestas que perdió la verdad entre los alaridos de los más necesitados, esos que dios olvidó.
Connor cogió el revólver y sin mayor enemigo.


Disparó.

lunes, 5 de agosto de 2024

Lunes de agosto

 

Lunes de agosto
y tu mirada perdida 
entre mis viejas fotos, 

duele tanto el cansancio
que con temblores y mentiras, 

solamente pasó
que lo perdimos todo.

(...)

Lunes de agosto, 
tras el cristal de la ventana;
el mundo, 

y la ciudad rugiendo, 

se filtra el color por la piel, 
y al buscar nos encontramos 
en un abismo 
con puertas cerradas al cielo.

Lunes de agosto, 
32 grados, 8 de la mañana, 
escribo y bebo,
 
cuando desposeído 
todo lo tuve, 
y la muerte rondando
se enganchó a mí,  
tus labios fueron

el vértigo de lo incomprensible, 
que de tanto abrazar
al sueño
despertamos los dos
en la pesadilla
de no saber vivir.

Lunes de agosto, 
(no seré recordado como poeta)

mi frente sangra
como esta última palabra
que escribo hoy, 

la acera arde, y no hay nadie
tras el retrovisor;

fuego!

arranca la vida, 
pasó de largo, 

se fue el amor.


Con poesía

 
Excusas de un tiempo
que duele,

amores de un beso
que siempre sanará, 

tempestad es el algoritmo 
en la palabra que encharca 
con mi llanto 

el mar. 

(...)

Me valió creer que el arte
renace en las raíces del sueño, 
para diluirse por las siluetas 
de los continentes,
con tu perfil a contra luz.

Mientras, sigo en la búsqueda
que brota de nuestro corazón
imperfecto

cruzado 
por la lanza del desamor.

Se pierde en un río la lluvia, 
dejó la vida, de sanar.

Ya no haremos belleza
ni podremos cambiar el tiempo
con poesía
ni con los laberintos cerrados 
de la libertad.