No ves las heridas que me causó la noche?
preguntó la guerrera al caminante,
no ves que todos somos muertos que respiramos,
y nos ahogamos en besos que no damos a nadie?,
el caminante tenía tiempo y le gustaba escuchar historias,
quiso llegar a abrazarla pero su miedo se lo impedía,
y ya ves,
cosas que leyó en romances y poesías,
le dedicó estos versos como única memoria.
"Si quieres creerme, créeme la mitad,
soy parte de mi herencia y del viento
y nunca sabré como se dice te quiero
a quien se fija solo en mi forma de amar,
estoy hecho de cristales y lanzas,
no soy más que un loco que se salvó de la hoguera,
aquellos cuerdos murieron faltos de libertad
y yo até a mil caminos mis cadenas,
Si me quieres, guerrera de la noche,
mira mis heridas, la sensibilidad es un pozo
que la sangre enfría,
y tú y yo no somos más que la leyenda del tiempo
en días de ceniza.
Me despido de tu sonrisa,
no sabría hacerlo mejor
que proyectando un nuevo viaje
con destino a algún corazón,
tu promesa es un imposible de amor
que solo lo cumplen los amantes
cuando leen el destino de que en cada partida
sobrevive algo que nos unió."
La guerrera sonrió y dijo con voz grave;
"Acepto tu despedida,
tu sangre en mi piel tuvo consuelo,
pero antes que nada se te olvida
que yo puedo tener más dolor pero me quedo,
que partir no es la solución
y el amor es de valientes
que en cada decepción tuya estaré yo
sonriendo porque la luz del sol
la guarda mi pecho por los dos
cuando en la eternidad quedará
algo nuestro latente.
Algo nuestro."
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