Escribo en la noche de almas inquietas,
de alarmas en el pecho
del dios del adiós,
deletreo la certera lanza de lo que no tengo,
para escribir el triste consuelo
de haber conseguido
tanto
tras una noche vacía.
Las estrellas me hablan de ti,
de la hojarasca y el sortilegio,
escribo el nombre de lo roto,
para ensuciarme los labios maldiciendo
los astros perdidos.
Un te quiero es la promesa
del alquimista que busca,
y no quedan más que excusas
en la raíz de las primeras veces.
Escribo en esta noche de almas negras,
cuya alegría puede que sea,
acabar este papel,
y que en el cielo
se refleje tu sonrisa
de luchadora nunca arrodillada.
Escribo lo que viene y se apaga el mundo,
escribo lo que fue y se entremezcla la luz,
viajes de millones de pasos...
pincel revoloteando lo que es,
entre nubes de creación.
Escribiendo...