viernes, 21 de septiembre de 2018

Valencia


Valencia,
vuela la poesía del viento,
cuando nace entre Albuferas
y naranjos
la luz del atardecer
en tu cielo.

Valencia,
ciudad de mis días,
venas de asfalto y arena
con las que me visto,
arte de palmeras y alegría,
luna de las noches
en las que te vivo.

Mediterránea brisa
de Mercados y fartons,
de paella y barraca,
de cañas y barro;
de arroz,
la Malvarrosa tiñe de violeta
la playa,
si desde el Carmen,
pinta con arte los sueños
un soñador.

Valencia,
ciudad de poblados pesqueros,
de Blasco Ibáñez,
de Martorell,
vuela un pájaro celeste,
desde mi balcón,
cuando todo lo que sé
lo aprendí en tus calles,
y todo lo que olvido
lo recuerda mi amor.

Llengua de Estellés,
rincón de Fallas y azahar,
en lo alto del Miguelete
se para el tiempo
tras cada verano
si por la brecha del río Turia
acunada queda la historia
dormida en los muro
de las Torres de Serrano.

Valencia,
huerta en domingo,
Ruzafa, Cabañal, Benimaclet,
barca a la deriva
a orillas de la ciudad
en la que sigo perdido,
pasos errantes
de cada partida
que lleva tu nombre
en mi piel.


Valencia.


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