martes, 5 de enero de 2016

Sangre


Mi alma tiene marcas de sangre.
De tus labios rojos que se olvidaron del tiempo
antes de nacer.
Mi alma es una antorcha que se apaga
en el callejón sin salida
de donde la fiebre
me acorrala y la vida es tortura feroz.

Y tú,
que escondes gritos y noches,
miedos y gemidos,
arrañazos en su espalda...
no intuyes que mi alma
es la sirena de cualquier ambulancia,
melodía de uñas crispando el cristal,
leche hirviendo
o eco de tus tristes pestañas
barnizando la luna.

Mi alma es una palmera de fuego,
mi alma es cementerio de locas
que tiraron su ramo de rosas
para caer como siempre
del lado de la soledad.

Mi alma es filosofía de jornalero,
es cerrar los ojos
en la quimera de ser o no ser,
que todos se vayan y no me importe,
que te quedes sin querer.
Es que nombres al destino
que más que el poeta
sabe el asesino de los trenes
que descarrilaron por tu piel.


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