domingo, 17 de enero de 2016

Billetes de 5 euros


Qué bonito sería que tu billetera tuviera el color de tus ojos

Mentira,
Vomito,
Entrañas;

no hay mayor desvelo que necesitar al mundo
sin ser de nadie,
no queda mayor ansiedad que las pastillas bajo la cama
y frío sexo cada noche ardiendo.

Al intemperie hay muchachos
hablando de lo prohibido como si no se pudiera hacer
y muchachas rezando a la diosa de los asesinatos.

Y yo, que te robé un beso, quisiera maldecirlo
al mirar como un gato negro duerme y la ciudad le hace reverencia.

Nadie se merece la bondad de besarte
o todo es
simplemente,
pánico a amar.

Pero qué bonito sería que tu billetera tuviera el color de tus ojos
insisto,
látigo y posturas imposibles en tu cuerpo amoratado;
magulladura de no saber vivir,
éxtasis de la primera droga
que te meten por el culo
regalándote los complejos ajenos,
de que la vida no iba en serio.

Mentira, piedad, servidumbre.

Y en cada sala de apuestas cebo mi cementerio
y cada puta que sueño es mi musa,
el clímax del romanticismo es un poema
hasta que descubres que no dices nada
y que a nadie importa tu muerte
rezumando vida.

Cuando el ahorcado está sirviendo el café,
cuando aquella muchacha de Carrión de los Condes
me cogió del cuello bajo la lluvia,
el interés quedó en suspenso y en tierra de todos
para que la vida deje por el camino
la honra de ángeles homicidas.

Antes de morir quisiera tener una verdad entre mis labios


y no contar vidas como quien cuenta billetes en un funeral.




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