domingo, 11 de enero de 2015

Orillas del tiempo.


Como el viejo
que resignado muere
mirando impasible
los brazos que piden razón.

Como esa comparación odiosa
que siempre hice de tus ojos
mirando el mar,
desde mi habitación.

Como los trozos de metal mudo,
que laten dentro, en mi interior,
así puede llegar a entender a quién
habla por hablar,
a quién vive sin opción.

Como un trotamundos
que te encontró y empezó a soñar,
tendré ahora que aprender
que las utopías se deben olvidar.

Que una mirada dice
mucho más de lo que crees,
que un día en el exilio me bastó,
para recostar todo el dolor, toda la fe,
que ni hoy es ahora ni esto será aquí,
son las orillas del tiempo,
quienes me alejarán de ti

Como el pensamiento,
que le motiva el fugaz momento,
mas llora por la conciencia y el abismo,
como el marinero
que surcó los bordes de tus pupilas
echando redes al océano del vacío.

Como la marejada de corazones rotos
que me dejaron, o dejé pasar,
como la tormenta de palos
que ambos, tan ciegos y tan solos,
no pudimos evitar.

Como el relámpago de polvo,
que dispara hoy mi inspiración,
eres y serás la palabra prohibida,
esa que refleje la huida
aullando libertad.
Pues allá, en la playa de mi memoria,
las Orillas del Tiempo no nos quisieron
perdonar.

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