Hice llorar a los ángeles,
los ángeles de tus ojos como aceitunas,
que el dolor del mundo no esconda
el himno de tu piel de serpiente,
el aullido manso de nuestra respiración al dormir.
Fatiga de sentir el latido de no ser,
y en cerveza se encienden los sueños
que la vida nunca soñará en nosotros,
que la vida nunca soñará en nosotros,
cuando yo entretengo al pasado
en cualquier portal nocturno,
junto a la puerta de tu corazón
mientras esperabas tal vez mi llamada.
en cualquier portal nocturno,
junto a la puerta de tu corazón
mientras esperabas tal vez mi llamada.
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