Ya sé que es tarde para cambiar
para que me quieras,
pero mi pacto con la eternidad
es dar pellizco a los cometas
que se pasean por el destino
de nuestra vida.
Todos tenemos heridas,
voces cadenciosas
entre la desnudez de una caricia
que quiebra el alma doliente
y arrepentida.
Todos somos música de silencio,
viaje de un sueño por soñar,
todos formamos parte de lo eterno
aunque la muerte haga caer del
árbol del tiempo
la naranja que yo quise robar.
Es tarde para explicarte lo que
siento
por eso te lo escribo así, sin
más,
ya te habrás dado cuenta que
respiro
aire del recuerdo y los dioses de
la poesía
resucitaron en mis pestañas,
la alegría por el momento
pequeño
de habernos encontrado,
de haber hecho un poco más dulce
la agonía de caminar
y caminar.
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