Me cobijo en el blues
de tu cuerpo ausente,
cuando la inspiración
de tu cuerpo ausente,
cuando la inspiración
vence
a la propia inspiración,
desarropado anduve tras las hojas secas
donde escribí tu nombre,
tiembla tímidamente
el juego de nuestras pupilas cerradas,
y, a pesar de todo,
el olvido no amaina en esta tempestad.
Peor que las ilusiones despiertas
es pensarte y no poderte dar luz.
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