No quiero que me quieras
como nunca sabré querer,
así como empieza la melancolía
en el vino amargo
que derrama la locura en nuestra piel.
Como el imposible que nos llegó tan tarde,
como la quimera de ser un poeta
ensimismado por la trinchera de la admiración,
voy mirando indiscreto
por qué, por qué, por qué,
Como tener el tiempo amarrado
en un destino que nunca sabré alcanzar,
como referentes de una historia acunada
en un trago de dulce veneno.
No sé donde parte el velero
lleno de voces heridas,
no sé en qué cantina moriré,
el sueño se apaga al soñar con las certezas,
de una vida sin estelas,
alrededor del mar sin olas
que arriban al puerto de mi fe.
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