Te pido perdón, hermano,
por no saber o no poder
haber estado a la altura,
mi vida ha sido una pesadilla
de la que desperté
para encontrarte con los brazos
estrechados a la luz del amor.
Alumbras y das paz,
mi guía,
eres belleza por dentro y por fuera,
en tiempos de eterna soledad.
Te pido perdón, hermano,
no supe hacerlo mejor,
no fui yo,
y un nido de dolor
me embarga,
para abrirse al reírnos mil veces
del mundo los dos.
Hermano, ángel de día, música nocturna,
eres la palabra que no sé pronunciar,
la bondad hecha vida.
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