martes, 24 de abril de 2018

Caos


Desde la ventanilla del tren
la ciudad se suicidaba,
se desataban cordones de botas,
vaticinio de que la amistad
ya no besaba como primavera,
y el paisaje era licor de ojos
que olvidaron su memoria.

Las parejas se tomaban de la mano
y nadie osaba a romper ese sortilegio.

Ciudad muerta antes de nacer,
sabrás que si algún significado tiene
el estar vivo
más allá que una búsqueda,
es luchar por la injusticia,
es que la antorcha concebida
a la luz de las cosas bellas
nunca se ahoga del todo.

Aunque dios no nos oiga,
el amor le ganó la batalla,
muere un indigente en un banco
y parece que vuelve a llover
desde nubes negras
billetes de curso legal,
sin mayor razón que el caos
sin mayor caos que malbaratar
las emociones.

Pero te diré porque hay amor
incluso en el odio,
porque la muerte no existe
solo hablamos de El miedo,
porque la vida es muerte y vida
y esperar trémulo
lo inevitable enferma el alma;
es Miedo,
porque para dar naturaleza
a la forma de tus labios
han renacido y explotado
billones de estrellas muertas.

Héroe es saberse los dos malheridos
y enamorarse de nuevo antes del fin.

No perdono a la muerte enamorada,
ya lo dijo Miguel Hernández,
a la vida desatenta,
a la tierra ni a la nada,
el viaje se acaba, vuelven los actores
a su desván
como en una caja de muñecos usados,
y con un chispazo de pureza,
vale solo uno,
se vertebra cualquier
hombro quebrado,
santificado por ningún Santo
pero que te espera
aunque vivas sin saberlo.



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