miércoles, 23 de marzo de 2016

Nadie me espera en la estación


Nadie me espera en la estación
tú ya te has perdido como tantas cosas,
pero mi sombra da cobijo y acuna
este corazón maldito
loco y sin dios,
que sueña antes de amar.

Nadie me espera
en los lugares donde fui feliz,
donde te pensé en secreto,
no importa que no vengas conmigo,
pues me llevo de ti
algo que nunca sabrás;
haberte hecho especial
mientras las ciudades duermen.

Tal vez tú en el otro vagón de cualquier tren
inventes motivos
con el rostro de algún poeta;
aunque yo descubrí antes que nadie
la punta de tu nariz,
tus ojazos,
que dieron motivos para encontrar
canciones en este atormentado viajero
que suspiró lo fugaz a lomos
de tantos horizontes.

Aunque me esperan lunas rotas,
verte en el otro lado del océano
es abrazar como las olas
lo imposible del tiempo
que hace que yo ya no seré yo
y tú ya no seas tú.

Me espera tal vez, quien sabe...
besar a bellas muchachas,
cuando mis versos que no olvidan
saben que nadie me espera,
porque nadie queda en la estación
y el breve hueco de tus manos
son un nido de corazas
que este peregrino maldice.

México es muy pequeño
para mi corazón grande,
mientras cantan pétalos tristes
los mariachis,
nubes rojas se acordarán de tu fracaso
o de mi éxito de volver a empezar.

Nadie me espera en el aeropuerto,
tan puro que soy tóxico,
tan libre que insulto a la humanidad,
sin darte cuenta en la Malvarrosa
dibujarás en la arena con el pie
una nube
y esa nube en Veracruz
será diseñada por las uñas de algún ángel.

Escribir es aferrarse a que la muerte
va en serio,
y tú no me esperas,
menos mal,
ya que voy dejando
cadáveres en vez de amores,
y mirando fijamente al azar,
me pondré una pistola
sintiendo el metal en la sien
de la ruleta rusa.

Llegué a la estación.

Como leí en el libro del destino,
veo kioskeros, vendedores ambulantes,
taquillas, maletas arrastrando peatones,
y tú no estás,
la vida empieza en el paso que sigue,
retando a la muerte,
ahora ya no existes,
y no vale recordar lo que no se tiene,
pero mi equipaje perdido
tal vez te extrañe cuando
se ponga el sol.





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