Tus ojos negros
me miran huidizos
en la sombra,
las marcas de tu sonrisa
en las mejillas
abren las alamedas de mi deseo.
Mientras la poesía de viento
y recuerdo
en la tentación de besar
tu pecho de leche y miel,
fuego cruzado que late
tras nuestro encuentro,
tan eterno
y tan fugaz.
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