Torbellino de tiempo herido, somos.
La vida gira encorsetando sueños,
y entre tanto,
quizás los dioses de la luz duden
en una orquesta de girasoles muertos,
o quizá todo acabe en una tempestad
iniciada por la ceguera de los desencuentros.
Yo quise ser artista pero los huracanes
entorpecieron la cruz de mis noches,
yo fui alma descosiendo los vértices de las olas, las pulsiones de las dunas donde quise ser mayor.
Tan oscuro como tan lleno de luz...
el destino...
Nuestra sonrisa tiene el matiz de la belleza de lo incierto,
y la felicidad no es querer más, sino desear menos;
saber que teniendo tanto no basta
y la inmensidad de lumbre puede ser vida tapada,
sueño perdido entre lo hallado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario