Quisiste ser ave de paso,
y pasaste
por la pasión y la espera de un beso,
quisiste romper la bruma de tanta rutina
con el diamante
recostado
en la voz que no dice;
'te echo de menos'.
Sabes que la vida es eterna
cuando no tienes más que decirle
a la Vida 'hazme tuyo',
quisiste pasar de hijos y promesas,
y a la vuelta de la esquina
te esperaba con apariencia
de mujer muda,
el mundo.
Y con esto te escribo hoy, Peregrino,
que no sabes querer,
porque has sido querido bastante,
patético y radiante
como la luz de un rayo,
como quién demanda rosas muertas
al amor,
y da el corazón
sin casarse con nadie.
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