jueves, 28 de marzo de 2019
Vomitando rebeldía
Tengo tu amor
y tu lejanía,
lo tengo todo, ya ves,
por creer que siempre me esperarías,
tengo el latido del mar
de una dama de muerte,
mientras subyace a cada paso
tu nombre en mí.
Tengo tu distancia
por creer que sería eterno
lo que tú sentirías,
he congelado la razón
en esta locura de pasos,
no, no fuimos para siempre,
solo tuvimos
el mundo a nuestros pies
y a cada pisada,
el mundo se reveló
vomitando rebeldía.
Solos
Con arrugas en el alma,
canción oscura,
triste caminar,
tuvo todo y se contenta con nada,
vagabundo del cielo,
estrella apagada
que algún día volverá
a brillar.
Somnoliente sueño
que busca en todas y en ninguna,
porque nadie formó parte
de su universo,
la vida cómoda es una brújula
que calienta
pero no va en dirección de los hombres
que siempre dibujan el firmamento
solos.
martes, 26 de marzo de 2019
Al revés
El sentimiento engaña a la razón,
o quizá sea al revés.
Lo único que sé es que vivimos olvidando los grandes dramas del mundo,
vivimos sin el coraje de haber dicho amor
al Amor.
En una esquina oscura donde muere todo el planeta,
hay quien pide venganza,
hay quien no se resigna a que los niños sufran
y coman pan con gusanos.
La vida es un tren sin luces,
y en cada viaje se reabre una flor herida.
Todo es un no creer para seguir viviendo,
aunque se espera que alguien crea en ti,
nos defrauda el camino pero nadie se para en el tránsito de estrellas,
y un universo hueco
subyace entre dudas y magnolias.
El sentimiento engaña a la razón
y la razón se cree sus propias mentiras.
El viejo y el San Bernardo
El viejo de rostro cansado no creía en nada más que en las manos de su mujer.
Ella se fue.
Se marchó un 28 de febrero dejando viudo y lleno de sombras la ansiedad del viejo. Recuerda que fueron felices, tal vez porque ignoraban la cruda realidad del mundo y en su ignorancia de juventud se dejaban caer como las magnolias yacen ante la primavera. Al viejo solo le ampara el recuerdo y un perro San Bernardo que, dormía a todas horas, revuelto en las alfombras del salón.
A veces se preguntaba por qué sobrevivir a la muerte de un ser querido, y la respuesta el viento le arrebataba.
Un día el viejo de alma apergaminada y ronco respirar se desmayó y soñó que ella se le aparecía.
- Cómo tan triste estos años, Alonso, no dejas de olvidar lo que no existe?- dijo el fantasma.
-Te extraño-dijo él a lo que, sin duda era su mujer, tan añorada y querida.
Ella le contestó que la muerte forma parte de la vida y tal vez hacer que crezca el alma, aunque parezca que todo está perdido sea respuesta a sus preguntas.
- Vuela, la vida real está detrás del drama, lo que hay antes de la muerte nos pone a prueba; besa, abraza, baila, aunque digan en la esquina que es "el viejo loco", tal vez mañana- dijo ella- tal vez mañana nos ríamos por darle tanta importancia a un presente como esta vida
tan fugaz como eterna. Baila.
domingo, 24 de marzo de 2019
El mundo
En los muros de la ciudad perdida,
en Tiraspol en ruinas,
en Barcelona con luz,
por las grietas de un autobús a la deriva,
en el viejo instrumento de música
de un trovador.
Te encuentro en cada una de mis reencarnaciones,
en el destello fulgurante
de estar solo y con tanta gente,
en la lluvia de primavera
de Valencia,
por el mundo desnudo
de cada persona que habita
en nosotros.
sábado, 16 de marzo de 2019
Estaciones de paso
Todas las estaciones tienen tu nombre,
guerrera sin piel
y de armadura desarmada,
dardo en el alma naciente,
sombra de enredadera,
donde todos los deseos nacen
y una despedida te ampara.
Y no tengo más horizonte
que empezar con lo acabado,
hay gente que pasa y estaciones de paso,
diadema de luz que aúlla
y te entrelaza.
Todas las estaciones
tienen tu nombre,
el ayer es un mañana sin fe,
nido en pecho mortecino,
sombra de escarmiento
que te besa en cada ciudad
pérdida.
jueves, 14 de marzo de 2019
Metro
Poner el mundo al revés
y jugar con los pies
a ordenar el caos,
oír sirenas en cada orilla perdida,
y el metro más profundo del mundo
como una garganta
de la mazmorra que habita
en cada cuál,
ser y no ser,
canción acompasada.
sábado, 2 de marzo de 2019
Vivo allí
Llámame,
si te pierdes en el eco de un latido:
vivo allí.
Toda la lejanía
que atesora el mar,
es un reflejo leve
de una mente que se proyecta,
cuando las rosas
se resecan tras un escalofrío
de la luna,
cuando una mujer que ama,
sostiene, sola, la levedad
de una vida encriptada;
vida y muerte
de unos ojos abiertos que no quieren ver.
Llámame,
si te pierdes en el eco de un latido:
vivo en ti.
Inmensidad
Si todo fuera tan fácil como el amor,
para alcanzar el paraíso,
para que, en un mundo prostituido por lo material,
mi alma alcanzase
la grandeza sobre la que se creó un día
una torre de Babel,
sin otear el precipicio de tus ojos
vacíos de vida
pero llenos de pálpitos
que sospechan que la vida habita
en otro lugar.
Si todo fuera tan fácil como trazar a navajazos
un corazón flechado
en la corteza del árbol de la vida...
ésta continua, y nos deja de lado,
con la ansiedad de una flor que nace muerta,
y todo sigue igual,
hay recuerdos que se resisten
pero al final se ven abocados
a un futuro incierto,
de eternas sinfonías
en lo que dura el sonido torpe de la espera.
Y lo malo no es que la existencia se acabe,
es esta duda,
esta recalcitrante vida que no podemos soportar
volcada en otros,
(o lo que es lo mismo)
la muerte que guardamos dentro,
siendo lo peor que el corazón indague
en plena guerra,
sin a veces darse cuenta de su inmensidad.
Se cansaron de esperar
Hablar de la belleza,
del amor,
del poder arrebatado al poder...
hablar de lo consumado en un beso
que nunca nos daremos,
espejismo que se alimenta
de él mismo,
que deja paso a las entrañas
de la bestia,
y la tortura del tiempo
puede ser tan solo,
brisa del mar
que ulula enfurecido nuestra voz.
No, no creo en las estrellas,
digo 'pasado' y las almas
se revuelven de las tumbas,
tiemblan pasillos
donde los que sirven
son espectadores en el ocaso de sus días,
como la aurora que ve
encenderse sola,
el fulgor de astros antaño
incandescentes.
La violencia se para con amor
pero el amor es una violencia también,
amor de admirar el deteriodo
que profesan nuestras huellas en la primavera lejana.
Te pienso y cruzo los dedos,
te veo en imágenes
donde un todo se precipita al abismo
del no ser.
Logré amar sin amar,
logré admirar sin querer,
y aquí me hallo,
en un desierto de sombras,
algo así como París para nosotros,
pero sin nosotros,
algo así como una pintura
en el puerto de Hamburgo
que diga;
se cansaron de esperar.
Fauces
En un mundo tan injusto,
el precipicio de tu boca
es el abismo de la distancia,
late la letra errática,
que se inspira en la luna
como la locura en ella misma
ensimismada
Hay algo detrás de las apariencias
pero no pronunciaré su nombre,
hay un mundo que se quiebra,
Fausto llorando plegarias,
mientras no hay mayor ciego
que el que vio las fauces
de todo cuánto fue,
y no sucedió.
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