Ella duda
y es por eso que Él no sabe si dar un siguiente paso o no.
¿Cuántos años se han perdido
por no saberse mirar
cuando ni siquiera se conocían?
Él sueña desabrochar cada botón de la tristeza
que envuelta en miel
Ella le regala al sonreír entre la gente
pero siempre habrá formalismos sociales
que no dejan ver
la inmensidad de unas pestañas.
La ciudad va evaporando los sueños
desmoronados
después de sonar el despertador.
Ella duda y Él sigue dando un paso atrás.
Nadie entiende al amor
pero es imposible no oír el canto del jilguero
que asoma en el horizonte.
Pesa más el rechazo que la arruga,
pesa más el olvido que la soledad.
Ella morena cada noche y desnuda
juega con sus dedos
a barnizar de almíbar el deseo
que ni Ella misma sabe que Él le suscita.
Él, mientras, caballero torpe
de un cuento tantos años repetidos,
buscará una verdad
entre los espejismos de realidades
que como una alambrada
le curten los brazos al querer abrazar
sin éxito el sentido de la vida.
Amigos que ya se fueron,
enfermedades que vendrán...
Hace mucho tiempo que el destino juega con ellos,
y el libro de la alegría
permanecerá abierto,
aunque nadie se asome
por ver si estaban escritos sus nombres.
Él nunca escribió poemas,
pero cuando la vio en aquel bar,
arrebatadora,
inmensa en su minúsculo universo,
probó escribirle unos versos con letra ilegible:
Lo bello de mirarte
es entender lo que ni yo entiendo,
es hacer más bonita la muerte.
¡Qué decir de la muchacha!
Se hubiese fugado con Ella cualquier hombre de la ciudad
pero sabía bien que eso no era amor.
Él, entre un ejército,
haría esfuerzos por mantener la compostura
pero lo virtuoso no era enamorarse...
lo virtuoso era que se notase delante de todos
y no quedar como un perfecto idiota.
Pasaron tantas noches...
taxistas, bares,
amantes con cama y sin respuesta...
pasaron promesas que no se cumplirán
(dudas tras jurarse la luna)
que Él, nuestro protagonista, quiso dar cuerpo a una emoción
en el baile de Carnavales de la vida,
donde se queda sin pareja quien
muestra el color de sus ojos antes de hora.
muestra el color de sus ojos antes de hora.
Así que...
...se dirigió a Ella por fin,
y con un nudo en la garganta
dijo algo que no llegué a escuchar,
Ella sonrió y le dio las gracias,
a partir de ahora
sabiendo las penas y mentiras del amor,
os dejo a vosotros amigos que sigais escribiendo el final (...)
Ella se llamaba Ilusión,
Él Amor,
quizás no puedan vivir el uno sin el otro sin entenderse
y es que...
hace ya mucho tiempo que el destino juega con ellos...
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