martes, 21 de octubre de 2014

El otoño


Hay un triste temblor en las parejas cogidas de la mano cuando llega el otoño.
Es algo así como que las gabardinas bordean los charcos y los abetos arrañan la tiza gris del temporal.

Caldo de trébol herido y terrones almedrados con vino de vainilla.

Nos quisimos mientras zarpaban barcos guiados por las últimas luces en las nieblas y las brujas jugaban alrededor de tus mejillas protegiéndote de la oscuridad.

Hubo un tiempo que era feliz el más pobre de los niños de esta aldea, que las hojas secas hacían de marcapasos en las huellas cuando mi mirada se convertía en la ilusión de verte.

Y todo, después de todo se confundió con que tú eres como el espejo que diseñé de ti y que las playas son como los amantes cuando acaba el sol y empieza el otoño.



No hay comentarios: