Del antes queda algo en el ahora,
tuve miedo, mucho vértigo,
lo reconozco,
a las noches de celosía
de blanco y albero,
en un mundo de pesadillas y de cadenas.
Mundo de orillas de fuego
en palabras ciegas.
Me quedé solo y recuerdo
esos días felices
en los que creía no merecer la felicidad.
Todos queremos aferrarnos a algo,
lo confesemos o no,
pero las almas vibran,
y nunca sabré si mi luna será eterna,
tuve miedo,
cuando la alegría se convirtió en una condena.
Ahora vivo sin vivir en mí,
me respiro exhausto,
callo y asiento,
de un pasado lleno de cicatrices
el futuro no se atreve a venir,
de otros días felices como los que también tuve,
no queda más que nostalgia
cuando vuelvo al mismo lugar
cuando me pierdo en tu mirada
Regresando de dónde nunca debí partir.
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