domingo, 16 de febrero de 2020
Las cosas no dichas
En el paraíso de las cosas no dichas,
se pierden preguntas lejanas,
arde la llama de la desdicha,
y en cada boca se infesta la duda
tras mi ventana.
En el desierto de las cosas no dichas,
la muerte atenaza la espera,
llueven soles de melancolía,
y la mitad del corazón
es un roto que ningún hilo enebra.
En el océano de las cosas no dichas,
tú y yo nos quedamos maniatados.
Por el lunar de tu cara
yace un signo de interrogación,
ya no queda mayor desengaño
que el viaje que nunca hicimos los dos.
Por el sendero de las cosas no dichas.
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