Saber que te duele el alma,
y no hay
medicina para tanta verdad.
Saber que
vas respirando mientras te pudres
en un
laberinto de vida muerta.
Saber que
eres fugaz
y todo es
nada, pero Nada sirve para nada.
Saber que
la mayor seducción es el vacío
al cual
mis manos cansadas van venerando.
Saber que
la muerte es un empujón
entre la
entraña
y aquel
corazón de tiza borrado por el tiempo.
Tiempo,
que sabrás, es el ingrato hermano
de esta
lenta asfixia.
Saber que
los poetas son algas hundidas
en el mar
del desconsuelo,
que
aunque me veas reír
el
suicidio me va dando avisos
y el
cariño es esa puta ucraniana que me enamoró
cuando
era estudiante.
Saber que
es tarde,
y el amor
es cosa de dos egoísmos
que evitan
verse uno frente al otro.
Saber que
quisiera tener fe en ti,
en la
vida después de la muerte,
(que
vendría a ser lo mismo)
en mi
risa de loco bello
pero este rezo al final solo será
sicario
de la luz.
Saber que
todo lleva a la niñez
pero ella
ya se ahorcó
entre las
venas de los desengaños
justo
antes de despertar.
Saber que
mañana apagaré la lámpara
de este
maldito cuarto.
Para
siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario